Llega el momento en la vida, en la que todo es felicidad, pero por motivos de la misma, nunca has creído en esa maldita felicidad.
Decides cambiar, darte la oportunidad de ser feliz, y es ahí donde miras hacia atrás, y aparece la decepción.
Te decepcionas, primero de ti. Porque no eres lo que esperabas en estas situaciones. Porque las promesas que te hiciste a ti misma, ninguna se cumplió. Porque tu corazón se volvía más vulnerable al amor, mientras tú le enseñabas en vano a hacerse fuerte. Porque te dejaste llenar la cabeza de palabras lindas, la boca de besos, y los ojos de lagrimas, hasta que descubriste que lo lindo resulto ser lo mismo que ofrecían antes, y no a ti, los besos venían construyéndose de antes y no gracias a ti, y las lagrimas caen luego de haberte prometido nunca derramarlas… por él…
Te decepcionas de la gente, esa que te sonríe, y por detrás te engaña; y te fijas que resultan siendo todos los que te rodean.
Te decepcionas de comcel, porque no deja enviarte un mensaje de SOS.
Te decepcionas de las canciones dedicadas, de las palabras dadas, de esa libertad tan anhelada, tan utópica, tan mentirosa, tan inexistente…
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